Etiqueta: Ansiedad

  • Sobreviviendo a la ansiedad

    Para mí este 2025 ha sido todo un reto. No me esperaba para nada encontrarme en esta situación, de alguna manera me sorprendió. Ni siquiera tengo ánimos de analizar todo lo que ha pasado en mi vida en los últimos meses. Sin darme cuenta, mi problema se fue agravando con el tiempo, no le di importancia al principio, y ahora estoy en una situación verdaderamente inconcebible.

    Pero aún no tengo fuerzas para comenzar a resolverlo. Mi motivación está por los suelos, todavía no siento el deseo ni los ánimos de juntar mis pedazos y empezar a recomponerme… Me dice la terapeuta que es un proceso lento, que no es magia, que toma su tiempo… Que yo debo poner de mi parte. Pero lo cierto es que no tengo ganas. No tengo fuerzas. No sé cómo hacerlo.

    No he dejado de escuchar a Shakira desde que fuimos al concierto. Porque sé que su música siempre me hace sentir bien, de hecho no se me ocurre alguien más de quien pudiera decir lo mismo… Y me preocupa que ni eso funcione. Escucho las canciones y me gustan, pero terminan y yo no me siento mejor. No me genera satisfacción, al contrario, me pesa que no puedan durar para siempre las canciones, en un loop interminable. Eso me preocupa.

    He tratado de jugar videojuegos, de no estar encerrado, ayer también fuimos a caminar al malecón pero al poco rato ya me quería ir a mi casa, y la verdad no me sentí diferente después del paseo, me está preocupando esta situación, pero ya veremos cómo va sucediendo la semana. Trato, imagino, pienso en hacer cosas que me hagan sentir bien, trato de no pensar en lo mal que me puede ir si no resuelvo toda situación rápido, no me queda mucho tiempo, el mundo no espera, no para.

    Me preocupa no poder salir de esto con mis propios medios. Pero bueno, a ver qué sucede. Aquí sigo, persistiendo a los horrores del cosmos, que persisten… Solo persisten.

  • Características de la codependencia

    Características de la codependencia

    Fuente: “Ya no seas Codependiente

    Melody Beattie

    Generalidades

    Los codependientes pueden:

    • Pensarse y sentirse responsables de otras personas, de los sentimientos, pensamientos, acciones, elecciones, deseos, necesidades, bienestar, malestar y destino final de otras personas.

    • Sentir ansiedad, lástima y culpa cuando otras personas tienen algún problema.

    • Sentirse obligados a ayudar a esa persona a solucionar el problema, por ejemplo, al ofrecer un consejo no pedido, con una ráfaga de sugerencias o remendando sentimientos.

    • Anticipar las necesidades de otras personas.

    • Preguntarse por qué los demás no hacen lo mismo por ellos.

    • Descubrirse diciendo sí cuando en realidad querían decir no, haciendo cosas que no querían hacer.

    • No saber qué quieren o qué necesitan y, si lo saben, decirse a sí mismos que lo que quieren y necesitan no es importante.

    • Tratar de complacer a otros en vez de a sí mismos.

    • Serles más fácil sentir y expresar ira acerca de las injusticias cometidas contra otros que por las injusticias cometidas contra ellos mismos.

    • Sentirse más seguros al dar.

    • Sentirse inseguros cuando alguien les da a ellos.

    • Sentirse tristes porque pasaron sus vidas enteras dando a los demás y nadie les dio a ellos.

    • Sentirse atraídos por gente necesitada.

    • Sentirse aburridos, vacíos y sin valor si no tienen una crisis en su vida, un problema que resolver o alguien a quién ayudar.

    • Abandonar su rutina para responder o para hacer algo por alguien.

    • A veces suelen comprometerse en exceso.

    Baja autoestima

    Los codependientes tienden a:

    • Provenir de familias atribuladas, represoras o disfuncionales.

    • Culparse a sí mismos por todo.

    • Criticarse a sí mismos por todo, aún por su manera de pensar, de sentir, de verse, de actuar y de comportarse.

    • Rechazar cumplidos o halagos.

    • Sentirse diferentes que el resto del mundo.

    • Sentir que no son suficientemente buenos.

    • Sentirse culpables por gastar dinero en sí mismos o por hacer cosas innecesarias o divertidas para sí mismos.

    • Temer al rechazo.

    • Tomar las cosas personalmente.

    • Haber sido víctimas de abuso sexual, emocional o físico, de negligencia, abandono o alcoholismo.

    • Tener miedo de cometer errores.

    • Preguntarse por qué les cuesta tanto trabajo tomar decisiones.

    • Esperar de sí mismos hacer todo perfectamente.

    • Preguntarse por qué no pueden hacer hada a su entera satisfacción.

    • Tener una gran cantidad de “yo debería”.

    • Creer que nunca les pasarán cosas buenas.

    • Desear que otras personas los estimarán y los amarán.

    • Tratar de probar que son lo bastante buenos para gustarle a los demás.

    • Conformarse con sentir que los necesitan.

    Obsesión

    Los codependientes tienden a:

    • Sentirse terriblemente ansiosos por los problemas y por la gente.

    • Preocuparse por las cosas más absurdas.

    • Pensar y hablar mucho acerca de otras personas.

    • Perder el sueño por los problemas o la conducta de otros.

    • Nunca encontrar respuestas.

    • Sentirse incapaz de dejar de hablar, de pensar y de preocuparse acerca de otras personas o de problemas.

    • Abandonar su rutina por estar tan afectados por alguien o por algo.

    • Enfocar toda su energía en otras personas y problemas.

    • Preguntarse por qué nunca tienen energía.

    Dependencia

    Muchos codependientes:

    • No se sienten felices, contentos ni en paz consigo mismos.

    • Buscan la felicidad fuera de sí mismos.

    • Se sienten terriblemente amenazados por la pérdida de cualquier cosa o persona que según ellos les proporciona felicidad.

    • No sintieron amor ni aprobación por parte de sus padres.

    • No se aman a sí mismos.

    • Creen que otras personas no pueden amarlos.

    • A menudo buscan amor de gente que es incapaz de amar.

    • Relacionan el amor con el dolor.

    • Centran sus vidas alrededor de otras personas.

    • Pierden interés en sus propias vidas cuando aman.

    • Se preocupan de que los demás los dejen.

    • No creen que ellos pueden cuidar de sí mismos.

    • Se quedan varados dentro de relaciones que no funcionan.

    • Toleran el abuso para sentir que la gente los sigue amando.

    • Se sienten atrapados en las relaciones.

    Codependencia

    Si bien no existe un único criterio para definirla, se puede comenzar diciendo que se trata de una forma patológica de relacionarse, sobre todo con los seres más queridos.

    Es una forma de confusión afectiva que se caracteriza por confundir los límites de cada uno y de avanzar sin control sobre la subjetividad del otro, tratando fundamentalmente de “incidir” en su comportamiento, de “controlar” la vida de esa persona, es en definitiva una actitud de obsesión y compulsión hacia el control de otros y de las relaciones en general.

    Algunos estudios nos dicen que:

    ▪ Una persona codependiente es aquella que ha permitido que la conducta de otra persona le afecte de forma insana, y que está obsesionada con controlar la conducta de esa persona.

    ▪ La codependencia es el sufrimiento emocional y la conducta autodestructiva que surge al enfocarse en los deseos, necesidades o acciones de otra persona.

    ▪ Usamos la conducta codependiente cuando nos obsesionamos tanto con la vida de nuestro ser querido que escondemos nuestros propios sentimientos y descuidamos nuestras necesidades.

    ▪ La codependencia es una enfermedad cuya característica principal es la falta de identidad propia.

    ▪ La persona codependiente está obsesionada con otras personas y tiende a ser controlador, hostil, manipulador, indirecto y provoca culpa en otros.

    ▪ La persona codependiente reacciona excesivamente o muy poco, pero no actúa tomando el control de sí misma.

    ▪ La persona codependiente puede llegar a depresión, enfermedad física o suicidio.

    Cuestionario de codependencia

    Responde al cuestionario con sí o no.

    1. ¿Te comprometes demasiado?

    2. ¿Te ves forzado ayudar a otros a resolver sus problemas? (por ejemplo, ¿ofreces consejos que no te piden?)

    3. ¿Te sientes demasiado responsable de los sentimientos, pensamientos, acciones, necesidades y bienestar de otros?

    4. ¿Te enorgulleces de crear calma en una situación caótica?

    5. ¿Tratas de complacer a otros y nunca a ti mismo?

    6. ¿Te cuesta trabajo expresar tus sentimientos?

    7. ¿Tienes dificultad en completar un proyecto? (llevarlo a cabo de principio a fin)

    8. ¿Tienes dificultad para divertirte?

    9. ¿Creciste en medio de demasiados “deberías”?

    10. ¿Tiendes a ignorar problemas y pretendes que no existen?

    11. ¿Creciste en una familia problemática, reprimida, químicamente dependiente o disfuncional?

    12. ¿Sientes que si no eres productivo no vales?

    13. ¿Te sientes incómodo cuando te alaban?

    14. ¿Te sientes atrapado en las relaciones?

    15. ¿Quisieras tener más tiempo para ejercicios, aficiones o deportes?

    16. ¿Dices muy seguido que ya no tolerarás más ciertas conductas de otras personas?

    17. ¿Te sientes a menudo “loco” y ya no sabes qué es ser “normal”?

    18. ¿Te sientes muy ansioso por un cambio o promoción en el trabajo?

    19. ¿Mientes o exageras, cuando sería igual de fácil decir la verdad?

    20. ¿Buscas constante aprobación y afirmación?

    21. ¿ Tienes miedo de tu propia ira?

    22. ¿Buscas personas necesitadas para ayudarlas?

    23. ¿Tratas de guardar tus sentimientos para ti mismo y poner buena cara?

    24. Cuando tienes pereza, ¿te excusas?

    25. ¿Llegas siempre tarde a citas, reuniones, etcétera?

    26. ¿Te sientes cansado y sin energía?

    27. ¿ Sientes que si no te llevas bien con tu superior es tu culpa?

    28. ¿Te disgusta tomar cualquier riesgo?

    29. ¿Tiendes a gastar el dinero compulsivamente, comer más de lo debido, tomar tranquilizantes, fumar, trabajar en exceso, o beber demasiado?

    30. ¿Has perdido el interés en el sexo?

    31. ¿Tienes frecuentes problemas médicos con colitis, úlceras, hipertensión, asma, dolores de cabeza o de espalda?

    32. ¿Te accidentas frecuentemente?

    33. ¿Tienes miedo al abandono , a la soledad, al rechazo?

    34. ¿Tiendes a menospreciar los problemas, a racionalizarlos y frecuentemente dices, “sí, pero…”?

    35. ¿Te encuentras frecuentemente culpando a otros?

    Si tu calificación es mayor de cinco repuestas afirmativas, puedes considerarte una persona codependiente.

    (Fuente: Quiero Ser Libre , Manual de trabajo,28-29)

    Compilación por Psic. Ma. Elena Bojórquez.


    Nota del paciente:

    Cada punto y casi cada pregunta del cuestionario dieron en el clavo como parte fundamental de mi personalidad. Ya alguna vez había sospechado que yo podía ser una persona codependiente, pero ahora vaya que tiene más sentido.

    Esta obsesión por querer controlar todo lo que sucede a mi alrededor, querer anticiparme, sentir que debo saber qué hacer y cómo resolver cada obstáculo y cada decepción y cada desplante y cada cumplido, todas y cada una de las reacciones de las personas deben estar anticipadas en mi mente.

    Debo prepararme constantemente porque, aunque no lo puedo controlar, haré todo lo posible. Y eso es agotador.

    Necesito soltar el control de las demás personas. Dejarlas ser, darme mi espacio, mi lugar, sin preocuparme si les voy a gustar o no. Suena fácil, pero también puede resultar un reto, ya que se necesita redirigir un montón de flujos de energía.

  • Etnografía de la ansiedad

    Etnografía de la ansiedad

    Nos enfrentamos a un enorme reto en la cotidianidad de nuestros días. Cada uno como individuo, y como parte de una misma especie, con la que compartimos esta inusual cualidad de experimentar la otredad. Formamos parte de un complejo entramado de relaciones y estímulos que moldean y le dan sentido a nuestro quehacer de todos los días.

    El problema

    Nos enfrentamos, día tras día, a la impresionante hazaña de darle un sentido auténtico y verídico a nuestras vidas, y confiar en que debemos seguir hacia adelante, paso a paso. Si bien podemos andar por la vida en modo automático un tiempo, tarde o temprano siempre nos alcanza el fantasma del sentido de la vida, nos sacude y nos obliga a estar presentes otra vez.

    Por supuesto que en esa búsqueda también nos enfrentamos a una buena cantidad de trampas, desafíos y obstáculos que deberemos sortear, de una forma u otra. Hay enemigos del otro bando que intentarán quitarnos nuestros recursos, o engañarnos para que los entreguemos, o te obligarán a trabajar para ellos a cambio de beneficios.

    La vida es un enorme juego de rol y estrategia en tiempo real, con múltiples expansiones y modos de juego, recompensas, castigos y mecánicas especiales, que sirven para simplemente ponernos de acuerdo entre todas las personas y sortear esta vida de la mejor manera posible para cada quien.

    Así como cuenta esta muchacha del tiktok:

    @liamchu_08

    ARRIBA LOS NUTRI FANSSSSSS ฅ⁠^⁠•⁠ﻌ⁠•⁠^⁠ฅ🩷

    ♬ sonido original – liamchu ʕ·ᴥ·ʔ🫐🐁

    Todo indica que no puede ser de otro modo. ¿O sí? Quizá algún día nos pongamos de acuerdo. Pero hasta ahora, toda la vida ha sido: un bando contra otro, y gana el que juega mejor. Las reglas de los juegos obviamente las ponen los dueños del recurso, quienes para entretenerse, y también para que los dejemos tranquilos, nos ponen en este escenario, a combatir por los premios adicionales y las recompensas. ¡Es una trampa!

    Los artistas y los empresarios, bajo las órdenes de los verdaderos dueños del capital y la riqueza, tratarán de hacerte creer que están de tu lado, para que compres lo que promocionan y vivas de acuerdo a sus reglas. Ni Shakira, ni nada que te guste, se salvan de esta dinámica.

    Cada paso que damos, nos enreda más en este entramado. Pero es complicado salir, porque pareciera que no hay nada más allá, solo la desolación, la soledad, el abandono, la depresión, la ansiedad. La nada. La muerte.

    Nos dan los remedios, están a nuestro alcance: sal, diviértete, ten pasatiempos, relájate. Pero en el fondo todo implica: compra, compra, consume, consume. Aunque todavía más en el fondo, nos referimos a la vinculación, a la conexión entre los individuos, que es lo que a fin de cuentas, hace perpetuar a las comunidades.

    Como yo lo veo, el problema es que creemos, y validamos, que esta vinculación solo puede darse a través del consumo en términos monetarios, de riqueza, y de ciertos medios de intercambio válidos, como comida y bebida, placer, entretenimiento, solo así se puede establecer un valor y un equilibrio justo para todas las partes.

    Todo se reduce a conseguir dinero, a fin de cuentas. Pagar nuestras deudas. Comprar, vender, comprar, seguir y seguir con esta dinámica hasta nuestro último aliento. Díganme si eso no es razón suficiente para temer por nuestras vidas todo el tiempo y en todo momento.

    Una persona promedio se preocuparía por este tipo de cuestiones un rato, y después por otras más urgentes y más prácticas. En cambio, una persona con ansiedad no tiene la capacidad ni la habilidad para dejar de preocuparse por esto, o por otros temas que para el resto de la gente pueden parecer minúsculos o insignificantes. Su mente le dedica enormes cantidades de atención, incluso en segundo plano, durante largos periodos de tiempo, que pueden ser días, semanas o meses.

    Recuerdo que pasaron meses y meses enteros en que me estuve preocupando por el pleito con mis hermanos, desde que me despertaba hasta que me iba a dormir, sin que nadie hiciera nada al respecto, sobre todo ellos, o yo. No recuerdo un periodo largo de mi vida en que no me haya tenido que preocupar por conseguir dinero, y entre más he tenido, más preocupado estoy. Es un horror constante.

    Claro sí, la gente a mi alrededor me dice, qué fácil, deja de preocuparte, distráete, sal, diviértete, piensa en otra cosa. No es el pensamiento en sí lo que me imposibilita, sino una sensación en el cuerpo lo que me hace preocuparme.

    Esa sensación está repartida por todo mi cuerpo, sí nace de mi mente y de mis pensamientos, pero en un parpadeo se esparce por el estómago, el cuello, las manos, las piernas, la energía en general, incluso el sueño.

    Es como una comezón, que no puedes dejar de sentir nunca. Te puedes distraer, la puedes tolerar, puedes tener tal bienestar en tu vida, que no te perturba. Pero está ahí, todo el tiempo. Por momentos adquiere fuerzas, y otras veces se adormece. Pero siempre está ahí.

    La solución

    El mundo ya es raro de por sí. Las personas con ansiedad vivimos en un mundo todavía más raro, donde una sombra de preocupación y duda nos acompaña todo el tiempo, en todos lados. Un juicio constante, un cuestionamiento perpetuo, que no calla, que no cesa, que no nos permite simplemente disfrutar del momento.

    Pero siempre he pensado, que el amor es lo único que nos puede salvar de este y de muchos otros fantasmas y obstáculos en nuestras vidas. Cualquier tipo de amor, cualquier intensidad, cualquier práctica que incluya atención, cuidado, ternura, cariño, y todos esos ingredientes que percibimos como amor, nos ayuda a seguir adelante y caminar todos los pasos que sean necesarios.

    En este sentido es impresionante la canción de Juan Gabriel, “Debo hacerlo”, un grito enorme de auxilio y un llamado de atención de una persona que está perdiendo la batalla contra la soledad, y su consecuencia más directa, la muerte.

    Pero no es más que la historia de todos nosotros. La búsqueda y el reconocimiento constante del amor que damos y recibimos, y que de maneras directas e indirectas nos permite sobrevivir en este mundo, y no solo eso: ser verdaderamente felices.

    Lo más sorprendente de todo, es que la fuente de amor más extensa que existe nos rodea ahora mismo: ser parte de una increíble, casi imposible Creación Divina. Todo lo que somos, cada átomo que existe, es un milagro celestial que nos debe regocijar por sí mismo.

    Si hubo un Creador o no, si le dicen de un modo u otro, eso no importa, ya que la Obra en sí misma, al ser un reflejo y una manifestación de su esencia, forma parte de y en ese caso, al adorar la Obra, adoramos al Creador (exista o no).

    La fuente inagotable de amor por excelencia, el Universo, nos inunda, nos atraviesa y nos sobrevive. Es el testigo de nuestro paso por él, y todo lo que dejamos detrás, todo el amor que dejemos detrás de nosotros, es nuestra ofrenda.

    Desde enseñanzas hasta orgasmos repartidos, todas las formas de amor son válidas. Debemos recordar esto y poner atención y preguntarnos: ¿de este modo estoy amando? ¿Es un amor satisfactorio, que construye? ¿Me gustaría que me amaran así? ¿Esto que recibo, aunque no sea como yo espero, es amor?

    El amor pocas veces es incondicional. Pero encontrar maneras de completar las transacciones de amor, es lo que nos pone a prueba y nos une todavía más. Los obstáculos al crear vínculos de amor, construyen y vuelven más fuertes nuestras relaciones y nuestras comunidades.

    Básicamente, esta es mi propuesta: sí, es un mundo raro, pero eso lo hace milagroso, divino en el sentido estricto y literal. Nos brinda y se alimenta de amor. Al darlo y recibirlo, el universo se acomoda para ayudarnos a sobrevivir, del mejor modo para nosotros en ese momento. Solo debemos amar. Eso nos salvará.

    Es una apuesta importante, pero creo que a lo largo de mi vida y de mi historia personal, es la única que no me ha fallado. Solo comparto mi experiencia personal, no quiere decir que no haya otros caminos válidos y posibles. Pero por este sendero es por donde la vida me ha traído, y es lo que el Universo me ha enseñado hasta ahora.

    ¿Tú qué opinas? ¿Te hace sentido algo de esto? ¿Estoy simplemente perdiendo mi tiempo al escribir estas líneas? ¿Cómo le das sentido a tu vida? ¿Qué te motiva? ¿Qué te inspira a amar?

    Siempre me va a interesar tu respuesta 😉