Etiqueta: Salud Mental

  • Etnografía del miedo [2025]

    Etnografía del miedo [2025]

    Ya son varios años desde que me di cuenta que si tengo un enemigo, un rival, un némesis acérrimo, ese es el miedo.

    Siento miedo desde que tengo memoria. Recuerdo solo una vez en la vida que dejé de sentir miedo por unas cuantas horas: cuando me comí un LSD bien potente y me fui a pasear con Oswaldo al centro de la CDMX. Fuimos a la Puri a bailar y las luces, wow las luces, después nos quedamos en un hotel del Centro Histórico para poder salir a caminar de madrugada por el zócalo y la alameda, y soñé con alacranes gigantes y espirales infinitas donde conocí a Dios. Sentía que el concreto debajo de mis pies era suave y cómodo, que las paredes eran dóciles, y que las personas no eran más que costales de carne, sangre y huesos, también llenas de miedo, como yo, y me sentí tranquilo y en paz.

    Fuera de esa ocasión, no ha habido otro momento en mi vida, reciente o no, en que haya dejado de sentir miedo, aunque sea por un instante. No sé si a todas las personas les pasa, pero a mí sí. En cada decisión, en cada movimiento, en cada emoción o recuerdo o esperanza que siento: todo tiene una fina (a veces no tan fina) capa de miedo. No es un miedo aterrador, ni paralizante, no, al contrario, he aprendido a vivir con él, a asimilarlo, a reconocerlo, a casi sentirme cómodo en su presencia, pero en cada paso debo enfrentarme a él, y vencerlo, o sucumbir. Es una batalla de todos los días, no queda de otra.

    En general me da miedo todo, todo el tiempo, pero hay ciertas situaciones o pensamientos específicos donde creo que se pone más intenso. Por ejemplo, verme o sentirme vulnerable es uno de los miedos más frecuentes. Esto implica desde salir a la calle, manejar, tener que hablar en público o frente a un grupo de personas, conocidas o desconocidas, compartir mi opinión, lo que pienso, o lo que siento, ya sea de frente o por mensaje… Tener que exponer mi realidad frente a otros, por cualquier medio y en cualquier situación, saberme ahí, transparente, a la vista de todo el mundo, listo para ser juzgado.

    Me da miedo el futuro, que no sea lo que espero, perder lo que he ganado, retroceder. Me da miedo el pasado, que me alcance, que no me deje avanzar. Me da miedo la gente, que me quiera hacer daño, o que no pueda aportarles nada útil. Me da miedo no tener nada qué decir, o que mi mensaje no sea comprendido, o que alguien critique mis ideas, o que se burlen de mí. Me da miedo que los demás no tengan miedo y que yo sea el único tonto aquí sentado, sintiendo miedo y escribiendo sobre esto.

    Pero he entendido, con los años, que el miedo solo es una cosa. Es una sensación, como el frío, o como el hambre. Llega, nos atraviesa, y de la nada, se va. Solo tenemos que aceptar ese cosquilleo en el vientre, esa opresión en la cabeza, el temblor en la punta de los dedos, el sudor que no termina de brotar, que se queda atorado en los poros, la comezón en las pantorrillas, la contracción del recto.

    Todas estas sensaciones incómodas, para mí, son las manifestaciones del miedo, y una manera de afrontarlo, aunque no se garantiza la victoria, es por medio de la respiración. Una respiración profunda, que nos llegue hasta el fondo de los pulmones. Si no funciona una, repetir dos, tres, cuatro, cinco veces, o las que sean necesarias.

    Si la respiración de plano no funciona, solo hay de dos sopas para enfrentar el miedo. Lo miras a los ojos, aceptas su presencia, le dices ‘ya te ví, estás aquí, lo sé, ahí quédate, está bien, no pasa nada’, y de todos modos sigues adelante, lo que sea que vayas a hacer. Si tienes miedo, pues lo haces con miedo, y punto.

    O, la segunda opción: te dejas derrotar. Igual lo miras a los ojos, esta vez le sonríes, aceptas su triunfo, le dices ‘ok, esta vez ganas, ni hablar, pudiste más que yo, espera la revancha’, y lo abandonas. Retrocedes, te haces a un lado, das media vuelta y sigues con tu vida. No te quedas estacionado pensando ‘chin, tuve miedo, qué pena’, porque eso quiere, que te sientas derrotado. Pero no pasa nada. Ante el miedo, a veces se gana y a veces se pierda, y la vida sigue. No pasa nada.

    Uno de mis propósitos para kOS4 es encontrar una manera de no sucumbir ante el miedo. O al menos, poder gestionarlo de una manera más suave, más fluida. ¿Se logrará? Está aún por verse…

    ¿Ustedes cómo viven el miedo? ¿A qué le temen? ¿Cuál es su miedo más grande? ¿Cómo lo enfrentan? ¿Alguna vez han pensado en esto? ¿Alguien lee alguna vez algo de todo esto que escribo? No sé, son preguntas que me hago a mí mismo, muchas veces con miedo de que no sean respondidas, o que ya sepa las respuestas.

  • Características de la codependencia

    Características de la codependencia

    Fuente: “Ya no seas Codependiente

    Melody Beattie

    Generalidades

    Los codependientes pueden:

    • Pensarse y sentirse responsables de otras personas, de los sentimientos, pensamientos, acciones, elecciones, deseos, necesidades, bienestar, malestar y destino final de otras personas.

    • Sentir ansiedad, lástima y culpa cuando otras personas tienen algún problema.

    • Sentirse obligados a ayudar a esa persona a solucionar el problema, por ejemplo, al ofrecer un consejo no pedido, con una ráfaga de sugerencias o remendando sentimientos.

    • Anticipar las necesidades de otras personas.

    • Preguntarse por qué los demás no hacen lo mismo por ellos.

    • Descubrirse diciendo sí cuando en realidad querían decir no, haciendo cosas que no querían hacer.

    • No saber qué quieren o qué necesitan y, si lo saben, decirse a sí mismos que lo que quieren y necesitan no es importante.

    • Tratar de complacer a otros en vez de a sí mismos.

    • Serles más fácil sentir y expresar ira acerca de las injusticias cometidas contra otros que por las injusticias cometidas contra ellos mismos.

    • Sentirse más seguros al dar.

    • Sentirse inseguros cuando alguien les da a ellos.

    • Sentirse tristes porque pasaron sus vidas enteras dando a los demás y nadie les dio a ellos.

    • Sentirse atraídos por gente necesitada.

    • Sentirse aburridos, vacíos y sin valor si no tienen una crisis en su vida, un problema que resolver o alguien a quién ayudar.

    • Abandonar su rutina para responder o para hacer algo por alguien.

    • A veces suelen comprometerse en exceso.

    Baja autoestima

    Los codependientes tienden a:

    • Provenir de familias atribuladas, represoras o disfuncionales.

    • Culparse a sí mismos por todo.

    • Criticarse a sí mismos por todo, aún por su manera de pensar, de sentir, de verse, de actuar y de comportarse.

    • Rechazar cumplidos o halagos.

    • Sentirse diferentes que el resto del mundo.

    • Sentir que no son suficientemente buenos.

    • Sentirse culpables por gastar dinero en sí mismos o por hacer cosas innecesarias o divertidas para sí mismos.

    • Temer al rechazo.

    • Tomar las cosas personalmente.

    • Haber sido víctimas de abuso sexual, emocional o físico, de negligencia, abandono o alcoholismo.

    • Tener miedo de cometer errores.

    • Preguntarse por qué les cuesta tanto trabajo tomar decisiones.

    • Esperar de sí mismos hacer todo perfectamente.

    • Preguntarse por qué no pueden hacer hada a su entera satisfacción.

    • Tener una gran cantidad de “yo debería”.

    • Creer que nunca les pasarán cosas buenas.

    • Desear que otras personas los estimarán y los amarán.

    • Tratar de probar que son lo bastante buenos para gustarle a los demás.

    • Conformarse con sentir que los necesitan.

    Obsesión

    Los codependientes tienden a:

    • Sentirse terriblemente ansiosos por los problemas y por la gente.

    • Preocuparse por las cosas más absurdas.

    • Pensar y hablar mucho acerca de otras personas.

    • Perder el sueño por los problemas o la conducta de otros.

    • Nunca encontrar respuestas.

    • Sentirse incapaz de dejar de hablar, de pensar y de preocuparse acerca de otras personas o de problemas.

    • Abandonar su rutina por estar tan afectados por alguien o por algo.

    • Enfocar toda su energía en otras personas y problemas.

    • Preguntarse por qué nunca tienen energía.

    Dependencia

    Muchos codependientes:

    • No se sienten felices, contentos ni en paz consigo mismos.

    • Buscan la felicidad fuera de sí mismos.

    • Se sienten terriblemente amenazados por la pérdida de cualquier cosa o persona que según ellos les proporciona felicidad.

    • No sintieron amor ni aprobación por parte de sus padres.

    • No se aman a sí mismos.

    • Creen que otras personas no pueden amarlos.

    • A menudo buscan amor de gente que es incapaz de amar.

    • Relacionan el amor con el dolor.

    • Centran sus vidas alrededor de otras personas.

    • Pierden interés en sus propias vidas cuando aman.

    • Se preocupan de que los demás los dejen.

    • No creen que ellos pueden cuidar de sí mismos.

    • Se quedan varados dentro de relaciones que no funcionan.

    • Toleran el abuso para sentir que la gente los sigue amando.

    • Se sienten atrapados en las relaciones.

    Codependencia

    Si bien no existe un único criterio para definirla, se puede comenzar diciendo que se trata de una forma patológica de relacionarse, sobre todo con los seres más queridos.

    Es una forma de confusión afectiva que se caracteriza por confundir los límites de cada uno y de avanzar sin control sobre la subjetividad del otro, tratando fundamentalmente de “incidir” en su comportamiento, de “controlar” la vida de esa persona, es en definitiva una actitud de obsesión y compulsión hacia el control de otros y de las relaciones en general.

    Algunos estudios nos dicen que:

    ▪ Una persona codependiente es aquella que ha permitido que la conducta de otra persona le afecte de forma insana, y que está obsesionada con controlar la conducta de esa persona.

    ▪ La codependencia es el sufrimiento emocional y la conducta autodestructiva que surge al enfocarse en los deseos, necesidades o acciones de otra persona.

    ▪ Usamos la conducta codependiente cuando nos obsesionamos tanto con la vida de nuestro ser querido que escondemos nuestros propios sentimientos y descuidamos nuestras necesidades.

    ▪ La codependencia es una enfermedad cuya característica principal es la falta de identidad propia.

    ▪ La persona codependiente está obsesionada con otras personas y tiende a ser controlador, hostil, manipulador, indirecto y provoca culpa en otros.

    ▪ La persona codependiente reacciona excesivamente o muy poco, pero no actúa tomando el control de sí misma.

    ▪ La persona codependiente puede llegar a depresión, enfermedad física o suicidio.

    Cuestionario de codependencia

    Responde al cuestionario con sí o no.

    1. ¿Te comprometes demasiado?

    2. ¿Te ves forzado ayudar a otros a resolver sus problemas? (por ejemplo, ¿ofreces consejos que no te piden?)

    3. ¿Te sientes demasiado responsable de los sentimientos, pensamientos, acciones, necesidades y bienestar de otros?

    4. ¿Te enorgulleces de crear calma en una situación caótica?

    5. ¿Tratas de complacer a otros y nunca a ti mismo?

    6. ¿Te cuesta trabajo expresar tus sentimientos?

    7. ¿Tienes dificultad en completar un proyecto? (llevarlo a cabo de principio a fin)

    8. ¿Tienes dificultad para divertirte?

    9. ¿Creciste en medio de demasiados “deberías”?

    10. ¿Tiendes a ignorar problemas y pretendes que no existen?

    11. ¿Creciste en una familia problemática, reprimida, químicamente dependiente o disfuncional?

    12. ¿Sientes que si no eres productivo no vales?

    13. ¿Te sientes incómodo cuando te alaban?

    14. ¿Te sientes atrapado en las relaciones?

    15. ¿Quisieras tener más tiempo para ejercicios, aficiones o deportes?

    16. ¿Dices muy seguido que ya no tolerarás más ciertas conductas de otras personas?

    17. ¿Te sientes a menudo “loco” y ya no sabes qué es ser “normal”?

    18. ¿Te sientes muy ansioso por un cambio o promoción en el trabajo?

    19. ¿Mientes o exageras, cuando sería igual de fácil decir la verdad?

    20. ¿Buscas constante aprobación y afirmación?

    21. ¿ Tienes miedo de tu propia ira?

    22. ¿Buscas personas necesitadas para ayudarlas?

    23. ¿Tratas de guardar tus sentimientos para ti mismo y poner buena cara?

    24. Cuando tienes pereza, ¿te excusas?

    25. ¿Llegas siempre tarde a citas, reuniones, etcétera?

    26. ¿Te sientes cansado y sin energía?

    27. ¿ Sientes que si no te llevas bien con tu superior es tu culpa?

    28. ¿Te disgusta tomar cualquier riesgo?

    29. ¿Tiendes a gastar el dinero compulsivamente, comer más de lo debido, tomar tranquilizantes, fumar, trabajar en exceso, o beber demasiado?

    30. ¿Has perdido el interés en el sexo?

    31. ¿Tienes frecuentes problemas médicos con colitis, úlceras, hipertensión, asma, dolores de cabeza o de espalda?

    32. ¿Te accidentas frecuentemente?

    33. ¿Tienes miedo al abandono , a la soledad, al rechazo?

    34. ¿Tiendes a menospreciar los problemas, a racionalizarlos y frecuentemente dices, “sí, pero…”?

    35. ¿Te encuentras frecuentemente culpando a otros?

    Si tu calificación es mayor de cinco repuestas afirmativas, puedes considerarte una persona codependiente.

    (Fuente: Quiero Ser Libre , Manual de trabajo,28-29)

    Compilación por Psic. Ma. Elena Bojórquez.


    Nota del paciente:

    Cada punto y casi cada pregunta del cuestionario dieron en el clavo como parte fundamental de mi personalidad. Ya alguna vez había sospechado que yo podía ser una persona codependiente, pero ahora vaya que tiene más sentido.

    Esta obsesión por querer controlar todo lo que sucede a mi alrededor, querer anticiparme, sentir que debo saber qué hacer y cómo resolver cada obstáculo y cada decepción y cada desplante y cada cumplido, todas y cada una de las reacciones de las personas deben estar anticipadas en mi mente.

    Debo prepararme constantemente porque, aunque no lo puedo controlar, haré todo lo posible. Y eso es agotador.

    Necesito soltar el control de las demás personas. Dejarlas ser, darme mi espacio, mi lugar, sin preocuparme si les voy a gustar o no. Suena fácil, pero también puede resultar un reto, ya que se necesita redirigir un montón de flujos de energía.